jueves, 19 de diciembre de 2013

Carta a los Reyes Magos





Para mi carta a los Reyes Magos, he escogido este párrafo del libro "Todo lo que era sólido", de Antonio Muñoz Molina:

"Yo querría que mis hijos y las personas que ellos amen no vivan peor de lo que he vivido yo, no tengan menos oportunidades, no respiren un aire más envenenado, no tengan que trabajar como esclavos ni que competir sin compasión, ni que protegerse detrás de puertas blindadas y de altos muros de cemento, ni de vivir angustiados por el miedo a una enfermedad de la que no puedan curarse ni a tratamientos médicos que no puedan pagar. Me gustaría que pudieran seguir moviéndose por Europa sin ser detenidos en las fronteras ni que sufrir la angustia de los pasaportes y los visados; que no tengan que jurar lealtad a ningún tirano ni que aclamar en medio de la multitud a ningún demagogo, ni que esconder sus pensamientos, ni que decir lo que no piensan."

Amén. "Todo lo que era sólido" es una lectura que recomiendo a todos aquellos que quieran reflexionar sobre lo que ha pasado en estos últimos 30 años en España y entender mejor lo que nos está ocurriendo ahora mismo. Es un libro clave para ciudadanos comprometidos con el cambio.

jueves, 5 de diciembre de 2013

Retrato






Una línea dura le cruza la frente. Las cejas parecen alejarse a medida que sus ojos van fijándose en mí. Sus pupilas oscuras oscilan dulcemente, como el agua de un estanque.

No despega los labios, que parecen sellados por la fuerza del carácter. No sé si sus carrillos tensos están sostenidos por la pena o el enojo. He vuelto a sus ojos. La mirada se ensancha y brilla cada vez más. No es posible que contenga tantas lágrimas.

De pronto, la mandíbula cae derrotada por una bocanada de aire. Las mejillas se humedecen. Los párpados se cierran. Aquella línea cruel ha pasado a ser, en un instante, el signo quebrado de un dolor profundamente enmudecido.

Minotauro









 
Cada vez que lo miro su cabeza se agiganta. No le temo, mientras se mantenga alejado. Me pregunto si continuará creciendo hasta el infinito. Observándolo fijamente, adivino sus oscilaciones, sus latidos, sus ahogados gritos.


¿Qué sonido producirá el estallido de su cerebro? ¿Habrá aire o líquido en sus entrañas? ¿Qué rara fuerza moverá la masa inmensa de su cuerpo? ¿Por qué no soy capaz de mirar sus ojos muertos?

No tiene objeto que me esconda. El contacto sobrevendrá de todos modos. A menos que mis pensamientos lo detengan. La carrera del espíritu debe suplantar a la de mis pies descalzos. Dándole la espalda, no reconozco su desmesura. Pero sé que está allí y me espera.


Breves historias de Galicia









MEIGAS
Son mujeres que viven solas, encerradas en casa. Nadie del pueblo las ha visto jamás.

AMEIGADOS
Son los locos que viven atados con cadenas en una habitación de la casa familiar.

EXCURSIÓN
Me encuentro con un hombre moribundo. Dice que hace un mes que nadie pasa por allí. Él lleva una semana sin comer, esperando la muerte.

DOS HERMANOS
Uno hacía el fuego con las manos. El otro comía de una fuente para tres. Al glotón, cuando iba al bar - que aún conservaba un tragaperras de madera - le decían: "Te pareces al actor Also Starring."

SAN ANDRÉS DE TEIXIDO
A la procesión de la ermita debes ir. Vivo o muerto, debes ir. Así que Doña Carmen sacó dos billetes para el autobús y se ubicó en el asiento del pasillo. Cuando quisimos ocupar el otro, nos lo impidió. "Ahí va mi Paco, que en paz descanse", gruñó.

Los que van a San Andrés en coche, se hacen fotografías para probar que estuvieron allí.
En aquella foto se veía a la hija delante, conduciendo. Detrás, la madre y, junto a ella, el finado.

ACECHO DEL LOBO
Cogiolo por las patas hasta descuartizarlo.

PASEO "EL RETIRO"
Una capilla. Fuera, las cuatro mujeres. Cuando todos se han ido, al atardecer, organizan un baile de muertos. "¿Por qué nos habéis abandonado?", gritan.


No es que hayan cambiao mucho las cosas










Hace catorce años que no nace un niño. Por eso cerraron la escuela. Ahora vamos nosotros, a jugar unas partidas. Digo, desde que el Juanillo se la compró al Ayuntamiento para poner una taberna. Vamos en las tardes a la escuela. Está bien, tiene bombillas y buen tinto. Está bien, para parar el viento y las tristezas. No, no, no, jugamos por poco. Dos o tres duritos pa’ darle saborcillo… siempre las mismas caras, sabe usted, somos seis… bueno, cinco, desde que murió Jesús. Buen amigo, el Jesús de Calahorra. Todavía andaría, si hubiese llegao el médico. Se nos puso difícil el avisarle y el Jesús no pudo con tantos años. Como ochenta habrán sido. Yo también: setenta y cinco. Pero guapos, ¿eh? Toavía me las apaño con los cerdos y la casa. Desde que murió la Pilar. Desde que murió la Pilar y se fue el Manolo. Yo le dije: Hijo, si le han cerrao la escuela, no se va a quedar cuidando cerdos. Vaya a la ciudad, que pa’ eso tiene estudios. No se preocupe y vaya. ¿A qué se va a quedar si ya no hay niños? Nosotros somos viejos pa’ aprender las letras. Al Manuel le gustaba este pueblo. No es que hayan cambiao mucho las cosas. No por aquí. Algunos se van muriendo. Si lo viera la Pilar… Ahora dejo entrar a los animales. Meten ruido, pero es mejor así. Si viera la Pilar cómo dejan la casa los cerdos, ella que era tan limpia. Me obligaba a darle cal a las paredes cuando se venía el calorcillo, por primavera. Y se daba tiempo pa’ las flores. Si viera cómo dejan la casa los animales… Desde que se fue la Pilar no es que hayan cambiao mucho las cosas. Bueno, algunos se marcharon. Pero de eso hace ya tiempo. El último fue el cura. Se lo llevaron allá, detrás de la sierra, aquella, ¿ve? Allí sí hay misa los domingos. El médico se había marchado antes, sí, cuando su mujer estaba por parir. Lástima, porque Don Paco era muy majete. Si se hubiera quedao, el pueblo tendría un niño. Ahora viene otro médico, del otro lado de la sierra, cuando nos da tiempo de llamarle. Pero no es fácil que llegue antes que la muerte. Antes pasaba un autobús. Traía recados y esas cosas. El Manolo no escribía, pa’ qué si yo no sé las letras. Otros sí recibían alguna carta o un paquete. A veces. También era bueno tener autobús, pa’ saber lo que se decía. Ahora no es que nos enteremos mucho. La carretera grande va allá lejos, ¿ve? Y son pocos los que se desvían por el camino de la sierra. El Juanillo trae noticias cuando va a por vino. Lo que él dice es lo que sabemos y no es gran hablador. Total, que era mejor cuando paraba el autobús. No, la verdad es que no han cambiao mucho las cosas. Un poco más de viento, solo. Y las penas. Desde que murió la Pilar. Y el Jesús de Calahorra. Y el Manuel se fue del pueblo. ¿Qué quiere? Sin niños, cómo va a haber escuela.