Agotada,
la niña se quedó dormida en el regazo de su madre. Ya no sonaban las
bombas. El frío había desaparecido y su cuerpo dejó de temblar. Su
estómago, de pronto, se sintió saciado. Le invadió la paz. Y entonces
soñó que volvía a su pueblo y lo encontraba otra vez en pie. No había
rastros de la guerra. No había rastros del odio. No había rastros de la
muerte. La lluvia lo había borrado todo. La ciudad estaba limpia y la
vida podía comenzar otra vez.
Detalle de un cuadro de Susana Pasqualis. Tiza pastel para plasmar el azul de Marruecos, Túnez... tantos hermosos países.
Y, sobre esta pacífica imagen, una súplica: ¡Tolerancia cero con los bombardeos indiscriminados a refugiados sirios!
Pongamos música a los sueños de la niña....Soweto Gospel Choir - Oh Happy Day
https://www.youtube.com/watch?v=cLocKzC80gk
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