Pablo Neruda tiene un poema maravilloso sobre las estatuas. Lo voy a ir desgranando, a cuento de que últimamente me ha dado por mirarlas bien de frente, ojo a ojo... y fotografiarlas en escorzo.
Nada quieren decir, nada quisieron
sino nacer con todo su volumen de arena,
subsistir destinadas al tiempo silencioso.
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