La princesa que aprendió a llorar
Había una vez una princesa que vivía en un castillo de naipes.
Disponía de miles de alcobas y cientos de salones, pasillos y dependencias para jugar.
¡Cuidado, princesa, no pises el as de corazones!...
Se paseaba continuamente por sus dominios, yendo y viniendo, de aquí para allá, sin preocuparse en absoluto de nada más. Ella era solo movimiento.
Así había vivido toda la vida y le parecía normal. Hasta que un día se levantó un viento fuerte. Muy fuerte. Super fuerte. Y su castillo inmenso se vino abajo.
Ella amaneció sentada sobre un montón de cartas. No sabía qué hacer.
Recogió el as de corazones, lo apretó contra su pecho y comenzó a llorar.
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