jueves, 14 de enero de 2021

 


Escena de Elegía, performance de #Constanza Pellicci


Enlace de la performance realizada en el #Museo de las Mujeres de Córdoba, Argentina:

https://youtu.be/nK5LfFk28DM


Querida Coti:

Eres una gran artista. De las que zamarrea fuerte sin aviso. De las que “daña” o consuela sin permiso. (Dañas como “daña” el arte genuino, el que va de tripa a tripa, de víscera a víscera, en directo, invade y hace pensar en aquello que llevas escondido y tapado, muy tapado).

He visto tu actuación y me ha erizado la piel con mensajes muy cercanos, ancestrales y actuales a la vez. Los sonidos y silencios que acompañan tu danza van haciendo mella, te atrapan y no te dejan ir.

He visto por todas partes el rostro claro de Lorca, con su temática femenina, sus encierros, sus tragedias, sus mujeres inhumanamente heridas. Federico pasea por La Casa de Bernarda Alba, con el mismo luto para todas las hermanas y el mismo encierro y la misma rabia. Buscaste la salida, como ellas. No la encontraste, como muchas más que ellas.

Fuiste la novia de Bodas de Sangre, impulsiva, alocada y transgresora, poderosamente atada por el influjo de la tragedia a la que tantas parecen destinadas.

Recorriste los estados de Yerma, la mujer estéril de vientre pero tremendamente fecunda de corazón y cielos. ¡¡La tierra está tan presente!! Barro y arcilla, semilla y páramo.

Con la presencia constante de su compañero Ramón, llora Miguel Hernández por la muerte blanca y por la vida negra. Por todas las muertes y todas las vidas.

Llora la paloma entre las ruinas por los eternos dramas femeninos. Soledad, encierro, invisibilidad, lucha estéril, desazón, búsqueda, pérdida, renuncia… Y el ave herida de la creación, que es hembra no comprendida y menos aún valorada.

Las voces siguen y siguen clamando en el desierto, entre montañas que devuelven los ecos tristes de un balazo y de un compañero muerto.

Guerra, pandemia, luto y dolor por las vidas truncadas, en un sitio vacío y solitario. Puertas que se abren y se cierran sin que nadie las habite. Sonidos extraños, museos vacíos, sillas desocupadas. ¡Tan tristes!...