sábado, 23 de noviembre de 2013

Aquella mujer...






Aquella mujer me dio un beso en los labios y se me desabrocharon los zapatos.
Me dio otro beso en un ojo y se me fundieron los calcetines.
Me besó la nariz y perdí la camisa.
Intentó abrazarme y los pantalones me cayeron hasta los tobillos.
Me dijo: “¡Mi amor…!” y se me deshilachó el calzoncillo.
Ella siguió haciéndome cosas y yo me fui deshaciendo poquito a poquito. 
Y cuando tan solo de mí quedo un montoncito de polvo, aquella mujer me barrió con la escoba, me vertió en la basura, se sentó en la mecedora y encendió un cigarrillo.
Pepe Rubianes

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