domingo, 24 de noviembre de 2013

Orwell & Hobbes

Parece el nombre de un bufete de brokers. Pero no. Orwell y Hobbes son dos viejos sabios, muy resabiados, que se han asociado en una empresa de consultoría y se especializan en asesorar a  políticos mediocres. Han patentado un nuevo modo de hacer leyes y ordenanzas que se vende como rosquillas.En la trastienda (ahora se llama "back office") ocurren cosas curiosas. Leviatán y el Gran Hermano se han fusionado en un solo monstruo. Leviatán, el Estado Absoluto, ese gigante que se autoalimenta y no para de crecer, ha fagocitado al Gran Hermano para ganar omnipresencia. Además de engullir, ahora todo lo ve, todo lo controla y todo lo prohíbe. El negocio va viento en popa porque es sencillo y no requiere mayor inversión: no hace falta más que preguntar al monstruo lo que desea y salir a buscarlo a golpe de ordenanza. 


Ana Botella, la lista,la que ha venido para cebarse en el Pobre Madrid, es un estupendo ejemplo de cómo se puede contratar a Orwell & Hobbes para poner puertas al campo y cobrar entrada. Su última e ingeniosa forma de recaudar dinero consiste en aplicar multas de 750 euros a los mendigos por usar la vía pública y obligar a los músicos callejeros a pasar un examen de aptitud y hacerse autónomos. Son dos muestras muy recientes del estado de ingravidez en que vive esta señora. Y no es la única.

La coincidencia del tercer fracaso del Madrid Olímpico con el lanzamiento de esta esperpéntica propuesta, me trajo a la memoria un episodio que viví en mi Córdoba natal cuando tenía quince años. Argentina estaba muy cerca de dar el puntapié inicial del Campeonato Mundial de Fútbol. Corría el año 1978, corría la sangre torturada y corrían los mendigos despavoridos por la Calle Peatonal. En pleno centro de la ciudad, a plena luz del día, los policías los iban atrapando, igual que a los gatos callejeros, y los introducía entre chillidos y forcejeos en la boca oscura de un enorme furgón gris.

Esa imagen de mi adolescencia no se me borrará jamás: los ojos despavoridos del indigente, desarrapado y barbudo, su boca gritando y luego enmudeciendo, su cuerpo grueso asomándose entre las fauces del furgón y forcejeando por última vez. Luego el portazo, el acelerón, el humo negro y el silencio. Tarde gris, luz mortecina, peatones cabizbajos, almas detenidas. Esa tarde aprendí, de un zarpazo, lo que significa vivir en un estado totalitario, lo que duele en el pecho una dictadura. Mis lágrimas no pararon de brotar casi hasta el día siguiente.


Aquella patrulla especial de limpieza preparaba el terreno para la llegada de turistas de todo el mundo, que comprobarían in situ que los argentinos éramos "derechos y humanos", tal y como podía leerse en las pegatinas azules y blancas que repartió el gobierno de Videla y que más de uno pegó en el parabrisas de su coche. Ese mismo coche con el que por la noche salía (salíamos todos) a festejar con nuestras bocinas y nuestras banderitas las victorias de la Selección Nacional por el centro de una ciudad ya libre de mendigos y perros sarnosos.

Posdata: Señora Botella (la llamo así para que no se me confunda en la neurona con Pepe Botella), debería Usted dejar de hacer tanto caso a sus muchachos y releer de vez en cuando los bandos del Profesor. Se llamaba Tierno Galván, no sé si lo recuerda. Yo acababa de aterrizar en Barajas y lo vi pasearse por última vez por su querida ciudad, junto a una multitud llorosa y silente en una fría mañana de enero del 86. Mire, Señora Botella, tengo por aquí una copia de sus bandos. Son prodigios de literatura y de ideología. Si quiere, se los copio. No sé si le servirán a Usted, pero a mí me vendrán bien para secarme las lágrimas.


Nota: Las ilustraciones pertenecen a Griselda Castro y están editadas en el libro Teseo y el Minotauro, de nuestra Colección Superhéroes de la Mitología.


2 comentarios:

Genoveva dijo...

Emocionante artículo. Nos viene bien a todos nosotros las vivencias de gente que, como Vicky, tiene recuerdos de la barbaridad que supone una dictadura. Es horrible que se le encuentren tantos parecidos a nuestra democracia actual. ¿Cómo es posible que se llegue al entontecimiento de la población que sigue votando a los corruptos? Gracias Vicky por recordarnos que hubo tiempos en los que la ideología era importante y a todos nos gustaba pensar...

Vicky Oliva dijo...

Muchas gracias, Geno, por tus palabras y por tu apoyo. Besos! Vicky