sábado, 15 de febrero de 2014

Carta de un león a otro



















Perdona hermano mío
si te digo
que ganas de escribirte
no he tenido.
No se si es el encierro,
no se si es la comida
o el tiempo que ya llevo
en esta vida...
 

Lo cierto es que el zoológico deprime
y el mal no se redime sin cariño
¡si no es por esos niños que acercan su alegría
sería más amargo todavía!

A ti te ira mejor, espero,
viajando por el mundo entero
aunque el domador, según me cuentas,
te obligue a trabajar más de la cuenta.
 

Tu tienes que entender, hermano,
que el alma tiene de villano
y al no poder mandar a quien quisiera
descarga su poder sobre las fieras.

Muchos humanos
son importantes
silla mediante
látigo en mano.
 

Pero volviendo a mí
nada ha cambiado
aquí desde que fuimos
separados.
 

Hay algo, sin embargo,
que noto entre la gente
parece que miraran
diferente.

Sus ojos han perdido algún destello
como si fueran ellos
los cautivos.
Yo sé lo que te digo,
apuesta lo que quieras,
¡afuera tienen miles de problemas!

Caímos en la selva, hermando,
y mira en qué piadosas manos.
Su aire está viciado de humo y muerte
¿y quién anticipiar puede su suerte?...

Volver a la naturaleza
sería su mayor riqueza,
allí podrían amarse libremente
¡y no hay ningún zoológico de gente!

Cuídate, hermano.
Yo no sé cuándo,
pero ese día
¡viene llegando!


Juan Carlos Baglietto

No hay comentarios: